Reseña:
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Hoy en día, nadie más se cuestiona que el respeto del Derecho Internacional de los Derechos Humanos constituye un deber ineludible de toda sociedad, así como de las instituciones que la dirigen. Superadas las tesis que propugnaban el dominio exclusivo del Estado en determinados ámbitos de regulación, sustituidas por el dogma de la universalidad de los derechos humanos, no cabe duda que la plena garantía de los derechos de las personas constituye un elemento ligitimador de cualquier forma de ejercicio del poder. |