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La literatura científica se ha focalizado en la relación entre la salud mental del delincuente y el delito. En concreto, se ha llegado a formular una relación directa entre patología y delincuente: la desviación psicopática.Paradójicamente, en relación a la víctima y los subsecuentes daños que la victimación le podría causar, no se ha llevado a cabo un gran esfuerzo científico en contraste con el mostrado con el agresor. A su vez, la acción política y social en soporte a la víctima ha sido prácticamente nula hasta 1995 (Albarrán, 1995), e incluso el Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales (Ministerio de Asuntos Sociales, 1991) da entrada a un soporte para los agresores, entendidos como personas de riesgo o marginales, pero no así para las víctimas. Las derivaciones no sólo dependerían, del delito, del delincuente, o de las circunstancias del delito, sino también de las predisposiciones del agredido mediadas por la edad, género, apoyo social etc. En este trabajo obtenemos resultados inequívocos que informan de efectos significativos mediados por la acción criminal en todas las variables de medida del Trastorno por Estrés Postraumático (TEP). |